martes, 21 de abril de 2009

PACTO CIVICO: EDITORIALES

El “Pacto Cívico”
Ayer se firmó por parte de la administración municipal, de los principales gremios económicos de la ciudad, de los comerciantes formales y de las distintas agremiaciones que representan los vendedores informales, lo que se ha llamado el “Pacto Cívico” por Pereira.
Esta unión de voluntades de la cual hacen parte la Secretaría de Gobierno, Fenalco, la Cámara de Comercio, Camacol, Acopi, la Asociación de Centros Comerciales, el Sindicato de Vendedores Ambulantes y la Cooperativa de Artesanos del Centro, y que tuvieron como facilitadores al Obispo de Pereira y al Rector de la Universidad Católica, y como veedores a la Personería Municipal y a la Defensoría del Pueblo, tiene como objetivo fundamental reorganizar el espacio publico en la ciudad.
Nada más importante en este momento para Pereira que ponerle orden y control a su comercio informal. Pocas veces la ciudad había estado en un caos y una anarquía tan impresionante como la que hoy muestran las principales vías del centro, los parques y plazas, las calles peatonales y en general todos los lugares públicos por donde hay aceptable circulación de personas.
Gigantescos almacenes ambulantes localizados en la mitad de los andenes; restaurantes con cocina, mesas, sillas y hasta servicio a domicilio, en cada cuadra de la ciudad; verdaderos “Call Center” para la comercialización de minutos de celulares instalados cada 30 metros sobre las carrera séptima y octava; y pequeñas galerías satélites en cada esquina para la venta de mangos, aguacates, tomates, cebolla, uvas, chontaduros y toda clase de frutas y verduras, son los que han convertido al centro de Pereira en un lugar intransitable, poco amable y hasta desagradable para propios y extraños.
Y lo peor, el acelerado crecimiento de todo este desorden y confusión ante la mirada tolerante y no pocas veces cómplice de las autoridades encargadas de controlar el comercio informal, de hacer respetar el espacio público para los ciudadanos y de ponerle orden a la ciudad.
Pereira, pues, necesita de la buena voluntad de todos y del compromiso de las autoridades para devolverle a los habitantes ese espacio que hace rato perdieron y que es de todos. Ojalá el “Pacto Cívico” que firmaron ayer todos los actores de la vida ciudadana se convierta en una realidad y sea un verdadero empeño colectivo.
EN http://www.eldiario.com.co/seccion/EDITORIAL/el-pacto-c-vico-090420.html

El espacio público debe ser público

La suscripción del Acuerdo Cívico sobre las ventas informales y la competitividad comercial suscrito ayer, marca un logro atribuible a estamentos oficiales y privados, por el cual hacemos todos los votos para que sirva a sus propósitos. Pero nos deja muchos y muy desapacibles interrogantes.
La noción de ejercer la actividad mercantil en el espacio público, no es nueva. Data de la Colonia y se conoció en todos nuestros pueblos, cuando se hacían los célebres mercados en las plazas principales. En Pereira se levantaron toldos de ventas en la Plaza de Bolívar. Las diferencias con la propuesta de hoy, son varias y de vital importancia: era una actividad para la cual estaba destinado un día, retornando la Plaza a su naturaleza el resto del tiempo; la actividad era ajustada a la normatividad vigente y no había diferenciación los ciudadanos ante la ley.Espacio público es el lugar donde cualquiera tiene el derecho de circular, en oposición a los espacios privados, donde el paso puede ser restringido. Por tanto, espacio público es aquel de propiedad, dominio y uso públicos. Sirve para satisfacer necesidades urbanas colectivas y, desde el punto de vista jurídico, está sometido a una regulación específica, que garantiza su accesibilidad a todos los ciudadanos y fija las condiciones de su utilización y de instalación de actividades. Sirvió, históricamente, como un generador de relaciones sociales, pues se utilizaba como sitio de encuentro, de tertulia y de esparcimiento.Con las nuevas regulaciones, el espacio público ha ido paulatinamente perdiendo su naturaleza. Es cada vez menos posible la utilización por parte de todos y la vida de la ciudad se va restringiendo a los espacios privados, con las consecuencias sociales que ello conlleva. Es así como la movilidad vehicular se ve afectada y la circulación de los peatones también.Por ello, el diseño de las ciudades se va convirtiendo, en una proliferación de espacios privados a los cuales el acceso es restringido. Los centros comerciales privados y los conjuntos cerrados de vivienda, son cada día más comunes. En cambio, el espacio público, que la ley define como inalienable, imprescriptible e inembargable, se restringe más para el ciudadano común.Hacemos votos porque con el Pacto Cívico se solucione el problema que creó el comercio informal. Pero no podemos desconocer que, al suscribirlo, hemos mirado en dirección contraria a ciertos principios generales y fundamentales del ordenamiento jurídico, como son la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la naturaleza jurídica del espacio público y el hecho de que las conductas ilegales no pueden ser generadoras de derechos.
EN http://www.latarde.com/opinion/editorial/9574-el-espacio-publico-debe-ser-publico.html

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